¿Qué es la política?, me pregunto todos los día cuando ojeo el periódico o escucho alguna noticia interesante sobre acontecimientos locales.
Se supone que política hay hasta para comprar huevos en el Mercadona: Política es levantarse todas las mañanas (“echándole un par de huevos”) y enfrentarse al mundo que, por cierto, a veces te entran ganas de mandarlo a tomar por saco.
Política es luchar contra lo cotidiano para evitar convertirse en un zombi devoracerebros sin voluntad, sin iniciativa, drogado por ese aburrido narcótico antropológico llamado sedentarismo. Y por fin, a diferencia de las demás explicaciones, política es la “mala leche” de algunas personas que, despechados u obsesionados (egocéntricos empedernidos) se emprenden a trabucazos morales contra todo aquel que no defiende su misma banderola: Porque se creen portadores de una verdad tan estúpidamente despótica que jamás podrán verse en el espejo y darse cuenta de lo ciegos que están.
Hay quien busca en la historia una respuesta axiomática, como cierto profesor de la universidad de Málaga quien, tras años de crisis psicopolítica, ha adquirido milagrosamente “licencia absoluta” en el asunto (hablo de Antonio Nadal) y, ¿Cómo no?, se las trama lanzando su artillería pesada de obuses cargados de berrinches e inalcanzables caprichos, cuya finalidad es poner en entredicho a la Izquierda española: Esa izquierda con la que se sentía tan identificado en el pasado (mala combinación entre intelectualidad y "política de carnet"). Hay más personas así. Sin hablar de Pío Moa o la misma Rosa Díez (todos están en su derecho de evolucionar o cambiar de chaqueta según sus intereses).
La política es una parte de la condición humana. Es un objetivo, en ocasiones una meta. Es una cosmogonía reinventada. Es un trampolín para nuestros propósitos o una barrera para nuestros sueños. Es una manera fácil de hacer dinero. Es un suspiro apagado por el cañón de un arma. Es una sensación de libertad o de esclavitud. Es una alegoría, una apología y una abadía de la humanidad. La política forma parte de nosotros. Podemos entrar en el juego o podemos obviarlo. Pero, hagamos lo que hagamos, la política o los políticos son parte de la vida... es el reflejo de los hombres y sus grandezas.