Vélez-Málaga, tierra de artistas, de ilustres sabios, de grandes hombres
enfrascados en sus propios egos; capital de ególatras comarcanos en un falso
ombligo del mundo; ciudad de pensamientos pueblerinos y propósitos
tradicionalistas, habitada por gentes sencillas: aquí nací y crecí. Lo habitual
sería expresarme con fervor incontenible, exaltando los valores de la “patria chica” como lo haría un correcto
veleño. Sin embargo, prefiero guardar mis lisonjas en las despensas de la
intimidad y predicar la crítica retórica, por mal que le pese al lector.
Así pues, hoy voy a hablaros del Arte con mayúscula, de pintores y
escultores, de la atmósfera artística que se respira en mi pueblo. Pero antes
quisiera adelantarme advirtiendo que los siguientes párrafos podrían no gustar
a muchos. Así que absténganse, los verdaderos patrios, de seguir ojeando estas
líneas. Y en el caso de que prosigan y se sientan ultrajados, pido perdón al
perdonante ignaro, porque está en su derecho de ser un completo borrego forzado
a pastar en los campos de su propia inopia.
Existen en Vélez dos corrientes cultural-artística que encajan a la
perfección con esas dos Españas del poema de Antonio Machado “españolito que
vienes al mundo”, cuyos renglones, cambiando algunas palabras, diría así:Ya hay un veleñito que quiere vivir y a
vivir empieza, entre una Vélez que muere y otra Vélez que bosteza. Veleñito que
vienes al mundo te guarde Dios. Una de las dos Vélez ha de helarte el corazón.
Por un lado se encuentra la “vieja escuela” formada por artistas como
Francisco Hernández, Juan Jurado Lorca, Antonio Moreno Fortes, Evaristo Guerra,
Antonio Valdés, Antonio Hidalgo o José Casamayor. Para ser honesto, algunos de
ellos lograron exponer sus obras más arriba de Despeñaperros y hacerse efímero
eco a nivel nacional. Otros no tuvieron esta oportunidad y quedáronse anclados
en la tierra de los falsos profetas. Si bien, la mayoría de los veleños apenas
conocen las obras de estos autores, ni siquiera saben cómo se llaman. Por así
decirlo, el mundo artístico queda relegado a un ínfimo estrato social
respaldado por profesores, coleccionistas y empresarios de amplia hechura
cultural, quienes actúan como recelosos consumidores porque así pueden
justificar que son "mejores veleños" que los demás. Es más, tener
colgado en el salón de casa un cuadro dedicado por uno de ellos supone tener un
sello de distinción social.
En el lado contrario se alinean los artistas de la “nueva escuela” como
Eduardo Roberto, Antonio Aranda, José Gálvez, Alberto Tarsicio, Manuel Gil o
Javier Navarta, quienes mamaron - muchos de ellos - del espíritu del Ateneo
Libertario, ese centro social de la calle la Cilla que abrió sus puertas por
primera vez a mediados de los años 80. Actualmente, ellos han constituido el
Colectivo Asociarte con sede en el antiguo convento de las Claras, cuyo
objetivo es acercar el arte al pueblo fomentando talleres, actividades y
exposiciones.
Vemos, por lo tanto, una diferencia obvia entre ambos grupos de
artesanos. Los primeros representan el costumbrismo, la religiosidad y el
conservadurismo. Están totalmente politizados. Esto significa que, gracias a su
carnet político, comen directamente de los partidos en el poder e incluso éstos los
utilizan para hacer propaganda electoral. Aún recuerdo la “Era Souvirón”, cuando
las rotondas, las plazas y los centros institucionales fueron decorados con
esculturas o pinturas de aquéllos afines al eslogan "Vélez-Málaga. Ciudad de estrellas". Muchos miles de euros fueron a parar a sus bolsillos ¡Qué tiempos de bonanza
aquéllos! O la célebre frase del pintor Evaristo Guerra "Voy a
“regalar” los frescos del Cerro a mi querida Vélez", cuando en realidad llegó a
cobrar del ayuntamiento millones de las antiguas pesetas por un trabajo tan
suntuoso que algunos magnánimos aventuraron a llamarlo la “capilla Sixtina veleña”.
Actualmente, este grupo reivindica un espacio público para exposiciones, lo que
se llamará el Centro de Arte Contemporáneo, que sin duda será objeto de
polémica.
Los segundos personifican el vanguardismo, la crítica, el movimiento joven
y alternativo. Carecen de recursos y no entran en el juego político de
arrimarse al sol que más calienta. El Colectivo Asociarte es totalmente independiente
y son los únicos que, por ahora, están llevando a cabo una encomiable labor de
difusión de las artes plásticas en el municipio, iniciativa que continuamente
se enfrenta a la indiferencia de un público veleño que sólo se interesa por
fútbol, tronos y pasodobles. Ha organizado ya un montón de actividades:
conciertos, exposiciones, talleres de cerámica, festivales de arte, etc., y
continúan en esta línea.
Si quieres ser un artista reconocido en Vélez-Mála ga, primero tendrás que
afiliarte a un partido y hacerle la pelota al edil de turno; segundo, pintar paisajes
veleños, carteles de Semana Santa o esculpir personajes públicos –bien
remunerados por ellos, por cierto–; y, por último, debes elogiar tu tierra
hasta la saciedad en todos los medios donde aparezcas. Sólo así podrás ser
reconocido. Otros, por el contrario, se
marcharán del pueblo porque nadie les apoya, y sólo después de que sus obras hayan
alcanzado una resonancia internacional, le llamarán para otorgarle el escudo de
oro de la ciudad y podrán su nombre a una calle
y, a la edad de la jubilación, le invitarán a morir tranquilo en su
tierra, donde le pagarán un hermoso panteón en el cementerio.