
Muchas hogueras han ardido por demostrar que Jesús no era dueño de las ropas que llevaba; y al final la tesis de la opulencia y la riqueza triunfó.
Muchas personas de otras religiones han sido torturadas, vejadas y asesinadas, para mantener la unidad religiosa en nuestro reino.
Muchos indios fueron represaliados por negarse a abrazar unas creencias que no eran suyas, obligados a la fuerza; y al final tuvieron que entrar en el aro en detrimento de su cultura ancestral.
Muchos pobres se morían de hambre, consagrados por la opulencia de la Iglesia, mientras que los anchimandritas se llenaban la barriga de buenos vino y de buenas pringues.
Miles de niños y de adultos mueren de sida en África, porque el Papa exige a sus borregos que no usen condón por ir "contra natura", menoscabando los profilácticos como medio eficaz para frenar aquella pandemia.
Muchos españoles han sido fusilados con la licencia y el beneplácito de la Iglesia, institución que ahora arenga por el amor y la paz.
ASÍ QUE DÉJANOS JUZGAR A UNA INSTITUCIÓN QUE AHORA, VIENDO QUE SUS FIELES HUYEN A MANSALVAS DE LAS FILAS DEL CATOLICISMO, CAMBIA LAS OREJAS DEL LOBO, POR LAS DEL MANSO CORDERITO.
Foto: Benito Pérez Galdós encabezando una manifestación anticlerical. Años 20