"Una conspiración es la acción o efecto de conspirar, esto es, unirse para trabajar contra quien ejerce el poder para apartarlo del mismo y/o alterar el orden establecido" (Eduardo Montagut)
La derecha en España es y ha sido experta en inventar teorías conspirativas y, sobre todo, en demonizar a las fuerzas emergentes de los cambios políticos durante la Historia reciente. Así lo hicieron con la Mano Negra y las organizaciones obreras en el siglo XIX; con la famosa teoría de la conspiración judeo-masónica y comunista durante el franquismo; o aquélla otra -más actual-, como la que escribían los populares Soria y Mayor Orejas, y que decía que el PSOE estaba conectado con ETA (sólo que ahora "misteriosamente" han decidido cambiar los papeles y colocan a Podemos en el centro de la diana).
Hoy en día hay una palabra que circula por Internet, y ésta es la palabra "PODEMITA". Tanto los medios de "descomunicación" como los pseudo-periodistas digitales se empeñan en verter sobre Podemos todas las maldades, imperfecciones y calamidades políticas habidas y por haber (¡y ojo! Esto sin haber llegado aún a la Moncloa). Cuando sucede cualquier incidente negativo, como por ejemplo el presente caso del niño Gabriel, un torrente de noticias, comentarios o twitters inundan la Red despotricando vilmente contra los podemitas. En este sentido, recordad que se está produciendo lo mismo que hace 150 años, cuando ser socialista o anarquista era igual a ser un delincuente o apestado de la sociedad, según los periódicos o la opinión pública.
Es obvio que, ante una extrema carencia de creatividad, la derecha española utiliza los mismos argumentos de siempre: los de Podemos son bolcheviques, traerán la perdición de España y la desintegración del país; Podemos tiene contactos con la Yihad, ETA y países dictatoriales... toda una sarta de mentiras que, por una cuestión de ignorancia y chabacanería, muchos españoles creen y repiten como si fuese un mantra en sánscrito, inteligible aunque repetido hasta la saciedad.
Esta es la estrategia de la Derecha (al que se les han unido PSOE y C's), hundir a un partido joven que quiere un Cambio. Da igual qué lenguaje empleen o que acción han de tomar. Así son las normas del sucio juego de la la política: borrar del mapa a un rival político. Porque, de lo contrario, la hegemonía que poseen, el corrupto y arcaico orden del 78, se derrumbarían y se transformaría en otra cosa, ¿quién sabe?, perdiendo los supremacía que durante tantos años han manejado con arrogancia y desatino.
Que no nos engañen. Esta es la lucha eterna entre lo hermético y abierto, conservador y progresista, mutable e inmutable; entre un país que quiere cambiar y otro que se agarra al poder con fiereza. Por el bien común, los españoles necesitamos un cambio.