Yo los veía venir. Quizás, me haya servido para ello el sentido crítico que
adquirí durante mis años de estudiante en la universidad de Málaga. Puedo
nombrar a un par de profesores que me inspiraron tanto que activaron un dormido
y profundo resorte en mi mente. Sus nombres son el señor Márquez Romero y el señor Fernández Ruiz, cuya materia, la Prehistoria, nada podría influenciar en
cuanto a ideologías se refiere. Sin embargo, Debido a la continua “deconstrucción”
a la que se someten los prehistoriadores, aprendí a cuestionar, a valorizar las
actitudes del ser humanos y a intentar comprender los cambios que han sucedido
en la Historia. Esto mismo llega a ser extrapolable a la cotidianidad. Y el
resultado de estas enseñanzas me han llevado a escribir lo que a
continuación expondré.
El fascismo de corte franquista ha estado ahí siempre fermentando en la
sociedad, se escurrió durante la Transición. Al principio, lanzar
proclamas como las de los cabecillas de Vox estaba mal visto, porque era
antidemocrático. Los gerifaltes del franquismo se esforzaban por camuflarse en el
sistema para sobrevivir, ocultando la todavía humeante ascua de la represión
bajo el manto de la ley de Amnistía del 77. Durante los años 80 y 90, la Unión
Europea “en construcción” no deseaba gobiernos totalitarios entre sus
compadres, ya que la unificación económica se estaba forjando a partir de valores de
igualdad universal. No obstante, la UE, aunque más tarde pudo cohesionarse, vivió una
crisis financiera devastadora en el 2010, cuyas consecuencias morales todavía
estamos sufriendo. Los movimientos de Extrema Derecha echaron las campanas al
vuelo y aprendieron a correr por las venas de sistema: se han organizado en
partidos políticos, han entrado en el juego, y han empezado a lanzar consignas fascistas aprovechando el descontento de un pueblo inculto, ahogado
por los Medios y el miedo que de ellos se desprendía.
La clase obrera blanca e inculta se ha tragado el mensaje y ha empezado a
votarles. Antes eran una minoría de desfasados skins, niños de mamá y papá, los
que asustaban a los adolescentes con sus gritos e himnos fascistas. Ahora estos
idiotas han adquirido el uniforme formal del “hípster empresarial”, se han aliado con bancos y empresas
multinacionales, y sus voces incendiarias ha llegado al vulgo: “¡Primero los
españoles, y que se larguen los extranjeros!”. Ahora están diciendo: “España
para los españoles como ellos; y los españoles diferentes, ¡fuera!”. Así empezó todo en Alemania el 33.
Después de los resultados electorales en Andalucía, con el desfile por el
arco triunfal de la ultraderecha de Vox, cabe cuestionarse algunas cosas. los
Medios de las cavernas (Mundo, ABC, la COPE, Intereconomía, La Razón, La
Tribuna) van a bombardear sus espacios informativos con:
1-
agresiones
a particulares por defender la "unidad de España".
2-
catalanes
que agreden a votantes de Vox.
3-
Inmigrantes
que cometen algún delito e inseguridad ciudadana.
4-
falsas
denuncias de mujeres por violencia de género de sus parejas.
5-
Pablo
Iglesias y Podemos como eje central de todo mal que ocurre en España.
6-
El
"extremismo" de las "feminazis" y demonización del
colectivo LGBT+.
7- hablar
de las ventajas del programa electoral de Vox usando el término "partido
transversal" para que la gente olvide la palabra "extrema
derecha" o "filo fascista".
8-
Y, finalmente,
tachar a los Medios de Izquierda de rojos y bolcheviques.
Si rebobinamos en el tiempo y observamos las hemerotecas, nos daremos
cuenta de que los Medios españoles llevan así años -desde el surgimiento de
Podemos- y han jugado un papel muy importante en la polarización de los
españoles a través de la mentira. Los resultados son obvios: un lavado de
cerebro de la borregada y una polarización brutal con una buena dosis de odio y
miedo.
A todo esto, tendríamos que analizar otro fenómeno menos visible si cabe: la
nueva estrategia de la derecha española. Ésta se ha dividido en 3 grupos que
abarcan los tres roles más importantes de los españoles. El PP representa a la
derecha rancia y constitucional; C's es la derecha joven y empresarial; y Vox
los catetos, fachas y obreros sin cultura. Todas estas formaciones vienen del
mismo tronco, son el mismo árbol, por muchas máscaras que se quieran poner. De
este modo van a abarcar más, y con lo cual pactarán entre ellos para gobernar y
derrocar a las fuerzas progresistas del país. En otras palabras, el
bipartidismo no ha desaparecido, sino que se ha transformado, ha tomado otra
forma más ecléctica, más inteligente.
Vivimos tiempos muy extraños. Un voto puede conseguirse en Instagram, con
un mensaje en Twitter o gracias a un video viral. La Derecha española ha sabido
explotar el populismo que se arrastra en las Redes. Ha sabido engordar el
patriotismo con los sucesos de Cataluña y dividir a la población entre "buenos" y "malos". Ha comprendido que el tablero de la
luchar electoral se encuentra en Internet y en los mantras de los Medios. Sabe,
además, que hay varias generaciones de españoles surgidas del boom
inmobiliario, quienes abandonaron sus aspiraciones universitarias para conseguir
dinero fácil; que luego con la crisis financiera éstos fueron ignorados, se les negó oportunidades de desarrollo humano y acabaron en el limbo de la incultura; que ahora hay una
juventud controlada por las tecnologías, el consumo y el sensacionalismo, que
se dejan arrastrar fácilmente por las emociones, sacralizando un anuncio
televisivo o un reality show. Nos encontramos,
sin duda, en un nuevo período de lucha.
¿Sabrán las fuerzas progresistas actuales luchar contra este nuevo monstruo del
capitalismo?