Se chismorrea entre los rockeros andaluces que el rock está siendo asesinado por los políticos, los cuales han dictado leyes muy duras contra la música en vivo, leyes que censuran duramente a los locales que no adquieran costosas licencias y absurdos limitadores de sonido. Murmuran también que los bares no se prestan a bandas de temas propias y que existe un gremio cerrado de "cover bands", plato favorito de los turistas anglosajones. El ruido es el principal enemigo de los vecinos, que denuncian a la policía la molesta música en directo del pub de enfrente, pese a las bandas de cofradías, la parranda que sale a la calle cuando un equipo de fútbol gana la liga o la contaminación acústica sufrida durante las ferias, en cuyos casos se genera más ruido que cien grupos de Death Metal tocando al mismo tiempo.
En los 90 yo fui uno de esos rockeros "amateur" encerrados en un oscuro garaje rodeado de amigos, componiendo canciones para luego tocarlas en directo y poder grabarlas en una maqueta. En aquel tiempo, nuestros recursos económicos eran ya de por sí bastante limitados, ni que decir tiene que no nos podíamos permitir una Fender Telecaster o un amplificador Marshall de válvulas; en cambio, nos conformábamos con instrumentos desquintados y amplificadores basura que más que sonar, berreaban a base de zumbidos y pitidos estridentes. simple y llanamente nosotros nos dejábamos el pellejo en el intento. Cuando se celebraba un concurso, siempre esperábamos ser seleccionados para poder participar entre los mejores. Aún recuerdo "Mar de Música", en Torre del Mar o el "Eduardo Ocon" en Málaga. Y si tuvimos la oportunidad de tocar en algún garito, no lo hicimos por dinero, sino por el placer de compartir nuestras inquietudes musicales con los amigos.
Por otro lado, en este universo idealizado existían las disputas entre bandas, pues sufríamos las contrariedades comunes de las tribus urbanas, esto quiere decir que los "heavies" no se relacionaban ni con los "poperos" ni con los rockeros; los rockeros, a su vez, no se juntaban con estos otros tampoco; e incluso dentro del grupo de los rockeros existían facciones enfrentadas, como por ejemplo los fans de Nirvana quienes odiaban a los fans de Smashing Pumpkins, o los rockeros que cantaban en inglés, quienes eran criticados por los que cantaban en español, en la cíclica lucha entre el rock estatal y el rock estadounidense tan característica en los años 90.
Ya en aquella década los jóvenes teníamos los mismo problemas que los del presente e igualmente decíamos que "el rock está muriendo", no sé si fue por el tema de Lenny Kravitz "rock and roll is dead" uno de los grandes hits de entonces. Supongo que el contexto ha cambiado mucho en los últimos tiempos, pero las inquietudes eran las mismas. Por eso me gustaría lanzar una crítica no solo contra el sistema, sino contra los mismos rockeros. El problema es en parte interno. Yo lo achaco al carácter cainita, a la cerrazón de muchos músicos por no mezclarse, a la lucha de egos. Esto provoca la desunión y, finalmente, la inoperatividad. Los músicos deberían de estar unidos en asociaciones para reclamar sus derechos en la comunidad donde viven. Una vez organizados -mezclados- surgen ideas, compromisos, reivindicaciones, incluso interesantes proyectos musicales: se escribe una lista de exigencias y se planta uno delante del alcalde de turno para reclamarle locales de ensayo, de música en directo, apoyo técnico, promocional, actividades, etc. Y si el edil hace como el que oye llover, siempre quedará la autogestión.
No obstante, para conseguir la meta que nos proponemos se necesita de un espíritu voluntarioso y de compromiso que nunca he vislumbrado entre mis correligionarios de Vélez-Málaga. Recuerdo que existió una asociación llamada "Axarquía Rock", la cual nunca llegó a funcionar básicamente por lo que antes hemos dicho: la división, la batalla de egos, el "pasotismo," la carencia de responsabilidades de sus afiliados.
No obstante, para conseguir la meta que nos proponemos se necesita de un espíritu voluntarioso y de compromiso que nunca he vislumbrado entre mis correligionarios de Vélez-Málaga. Recuerdo que existió una asociación llamada "Axarquía Rock", la cual nunca llegó a funcionar básicamente por lo que antes hemos dicho: la división, la batalla de egos, el "pasotismo," la carencia de responsabilidades de sus afiliados.
Para concluir, me gustaría poner un ejemplo de modelo de asociación musical. Me refiero a una asociación valenciana que lleva 10 años funcionando, la APK, con un local cedido por el ayuntamiento de Quart de Poblet donde se celebran conciertos semanalmente. El local posee su propio PA, técnico de sonido y luces, material para grabar a las bandas, barra de bar e incluso una segunda planta con dormitorios para los músicos que vienen a tocar de fuera. La APK está formada por más de 20 bandas, las cuales se ayudan entre ellas, ¡tocan juntas entre ellas!, independientemente del estilo, organizan sus asambleas, hacen turnos de limpieza, para el bar o se autogestionan...o sea, funciona y todos son felices y comen perdices.
Me pregunto si algún día llegará a haber algo parecido en Vélez-Málaga o en Andalucía. ¿Lo intentarías? ¿Te atreverías?