Está comprobado que el cerebro humano funciona con estímulos e impulsos
emocionales. Esto mismo descubrió Freud en su ‘psicoanálisis’. Tales mecanismos cognitivos han sido utilizados
como herramientas de control desde principios del siglo XX. Como resultado de
esto tenemos el fenómeno psicológico conocido como ‘efecto anclaje’ o ‘efecto de
focalismo’. Consiste básicamente en conducir
las decisiones que tomamos frente a una fuente de información a partir de unos
datos que se nos dan al principio, los cuales daremos por sentado sin ningún tipo
de ejercicio crítico. De ahí que se llame “efecto
anclaje”, porque esos primeros datos se quedan retenidos en nuestra
percepción como una pesada ancla lo haría con un barco.
Es en el marketing donde más uso tiene. Si entramos en un supermercados, veremos
un artículo con un precio muy alto seguido de otro con un precio muy bajo;
gracias a esta técnica, el artículo que menos vale será vendido rápidamente. El
consumidor volverá a caer en la trampa cuando dos semanas más tarde
ese artículo, cuyo precio era elevado, ahora se lo encuentra al mismo precio
que el barato. En realidad, los dos productos tienen más o menos el mismo
precio, pero jugando de esta forma conseguirán que se vendan.
Últimamente esta técnica psicológica está siendo utilizada masivamente por
los dirigentes del partido de extrema-derecha Vox en sus mítines, entrevistas y
programas políticos. Para transformar la opinión pública lanzan una oleada de
mensajes cargados de eufemismos, de medias verdades y, al final, de mentiras. Emplean,
además, una legión de ‘trolls’ y
provocadores cibernéticos que inundan las Redes Sociales con miles de ‘memes’ emitidos desde plataformas como ‘foro coches’ o páginas de Facebook como
‘me indigna’.
Existen numerosísimos post cuestionando temas políticos mediante diagramas
falsos, citas de dudosa procedencia, binarismos del tipo ‘buenos’ y ‘malos’ y
frases con afirmaciones incompletas y confusas. Por poner un ejemplo, en
Facebook pulula este ‘meme’ emitido
desde ‘me indigna’ con las siguientes
afirmaciones:
Este post consiguió determinar la opinión del ciudadano -mal informado-
sobre la cuestión de la inmigración. Además, fue lanzado con un clara
intencionalidad racista y atentó contra la convivencia, pues compara los
emigrantes españoles con otros que no nombra (pero que en realidad apunta a
subsaharianos y marroquíes) que vienen a trabajar “sin papeles”, “asaltando
fronteras”, “atacando a las fuerzas
del orden”, “robando”, “violando”, “con ayuda para viviendas”, etc. En ocho líneas han desplegado una
serie de aseveraciones sin ningún dato corroborado o fuente fidedigna, vertiendo
sobre el colectivo de inmigrantes una carga negativa tan feroz que son tachados
de delincuentes, violadores, asesinos y violentos, con lo cual el lector
desinformado concluirá creyendo que tal información es cierta sin haberla
cuestionado.
Como este post hubo cientos con el mismo patrón. Al cabo de unos meses el ‘efecto anclaje’ dio sus frutos y cada
vez que se debatía alguna noticia relacionada con este tema, miles de personas
opinaban que los inmigrantes nos estaban quitando el trabajo, que copaban los
servicios de salud y ayudas sociales o que nos estaban invadiendo, entre otras barbaridades.
Asímismo, cualquier persona podría llegar a creer en la veracidad de
este post, porque ha habido casos de inmigrantes que han hecho algo de lo que
ahí se acusa. De nuevo volvemos al ‘efecto
anclaje’, esta vez usando la técnica de los precios altos y bajos.
Posiblemente haya habido casos, pero estos propagadores de bulos no dan datos
reales, a veces emplean números ficticios, y el porcentaje, que a ciencia
cierta es ínfimo, acaba ensombreciendo al porcentaje mayor. En otras palabras,
el lector traga el anzuelo y dictamina que por un violento todos los de su
comunidad son también violentos, y así en las demás conclusiones.
Existen datos del gobierno, estudios acreditados de instituciones oficiales
que desmienten las informaciones erróneas que Vox y sus acólitos van
difundiendo por las Redes. Basta con ‘googlear’
y encontraremos cientos de páginas dándonos respuestas reales. Es indudable que estas falsas informaciones
tienen una finalidad: desestabilizar la convivencia en nuestro país. Por lo tanto, esto
debería estar castigado por la ley. Lanzar bulos y mentiras de este tipo solo
provocará que más personas se movilicen y protesten. Con la excusa de que el
país está convulsionado se promulgarán leyes duras o se empleará al ejército.
¿Os suena esta historia de algo?
Sólo espero que el sentido común y la justicia tomen cartas en el asunto y
frenen a estos profanadores de la paz.